Exposición en la Academia de San Carlos, México D.F.
Si creemos que, el arte plástico es la obra producto de la necesidad humana de crear usando materiales a partir de, por lo menos, una técnica para comunicar y expresar algún aspecto de la realidad entendida estéticamente y consideramos que “el arte no está en los objetos sino en los ojos que los observan” entonces, una obra podrá ser interpretada y sobre interpretada, cada vez que sea vista y no importa que una persona la mire más de una vez, el goce estético será siempre nuevo, único, original e irrepetible, porque nosotros habremos cambiado y con nosotros nuestra percepción y la manera de entender la realidad…
Xn es una serie de experimentación plástica, cuyos límites están definidos en la interpretación individual y colectiva, la figura sintética de una espalda alude a una persona que no conocemos o reconocemos, anónima, y en el dorso lleva a cuestas factores que la carecterizan o definen, en eso todos somos iguales y cada uno es único.
En este sentido, no sólo podemos, sino que tenemos que seguir trabajando por encima de los estancamientos o el caos, sólo de esta manera podremos descubrir la verdadera misión del productor visual, Todo esto sin duda, lo ha comprendido Carlos Enrique, escultor, que no frenó su actividad a pesar de que nos quedamos sin talleres, que nos fragmentamos como comunidad y que el delirio por el poder, la lucha de clases y una abstracta justicia, nos mantuvo en un letargo del que no despertamos del todo.
Para puntualizar, cabe mencionar que Carlos Enrique desde su aparición en esta Academia, dentro del Programa de Alta Exigencia Académica, se ha caracterizado por un desquiciante optimismo, que de alguna manera se ha reflejado en su trabajo, a tal grado, que ha hecho del ejercicio plástico, un acto de comunión con otros productores visuales, la obra que hoy nos muestra es una evolución de aquel ejercicio de labor colectiva donde sus piezas funcionaban como soporte en el que otros productores plasmaban su versión del leit motiv que él proponía. Ahora a manera de depuración del tema, maneja la imagen de la espalda con varias de sus connotaciones simbólicas logrando un punto de encuentro con la gráfica, al recurrir a la seriación, al manejo restringido de un solo esquema iconográfico, hurgando en múltiples alternativas expresivas derivadas del cotidiano encuentro con el mármol, el yeso, la cera y el barro con sus procesos de quema, coloración y acabados.
En resumen y con la intención de no describir lo que se presenta, sólo quiero resaltar que como buen representante de la profesión, Carlos Enrique habrá de celebrar su tenacidad en esta muestra, pero sobre todo, su indiscutible vocación que a pesar de la crisis, o mejor dicho, gracias a la crisis, día con día se aprecia más sólida.
Mtro. En A. V. Julio Chávez Guerrero
Coordinador de posgrado ENAP, UNAM
Marzo del 2000